¿Comprar un departamento o invertir en un negocio de Real Estate?

Existen diversos instrumentos para invertir el capital y hacerlo crecer. Cuáles son las principales diferencias entre ser dueño de un inmueble y ser inversor en un complejo multifamiliar.
¿Comprar un departamento o invertir en un negocio de Real Estate?

Al buscar dónde invertir en Real Estate, es muy usual considerar la opción de destinar el capital a bienes tangibles, es deci, inmuebles, como una forma de proteger el patrimonio frente a la volatilidad de los mercados financieros, ya que suele ser una inversión segura y que difícilmente deprecie su valor. Sin embargo, hoy existen instrumentos superadores que proveen la seguridad que buscamos junto con otros diversos beneficios. “Invertir en negocios de renta multifamiliar en Estados Unidos representa retornos inmediatos y competitivos manteniendo estabilidad, aun en épocas de crisis, lo que resulta un negocio atractivo para inversores latinoamericanos que buscan proteger y hacer crecer su capital”, precisan desde Dividenz, la plataforma de inversión del Grupo Chomer.

Las principales diferencias:

INVERSIÓN INICIAL

Existe una considerable diferencia respecto a la inversión inicial requerida para cada escenario. Comprar una propiedad como único dueño supone un mínimo de US$ 300.000 (monto variable en función del inmueble y la zona donde se encuentre). Invertir en un negocio de renta multifamiliar reduce esa inversión inicial drásticamente. Participar de un negocio de Real Estate multifamiliar implica tener porcentajes de un edificio de múltiples unidades, es decir que no se dispone de un departamento, sino que se forma parte como socio de la propiedad del complejo. La inversión mínima es de US$ 50.000, que permite a pequeños inversores, a los que en el pasado les resultaba imposible, acceder a este tipo de productos.

TASA DE RENTABILIDAD

Un segundo factor que marca la diferencia son las rentabilidades estimadas entre ambos tipos de inversión. Mientras que como propietario de un inmueble se calcula entre un 3% y un 5% de retorno anual correspondiente al flujo que ingresa por su alquiler, luego de descontar todos los costos asociados; participando como socio de un complejo multifamiliar las rentabilidades anuales netas oscilan entre el 10% y el 15% correspondientes a los ingresos por los alquileres de todas las unidades sumada la capitalización al finalizar negocio.

DIVERSIFICACIÓN DEL CAPITAL

Hablar de rentabilidades presenta otra diferencia entre ambos modelos de inversión: la diversificación del capital. Como propietario el retorno viene dado por el alquiler de la única unidad que se posee, en cambio, como socio de un negocio de Real Estate multifamiliar, el flujo de caja viene asociado a los alquileres mensuales de todas las unidades de un edificio durante el plazo total del negocio. Por lo tanto, en este modelo de inversión, el capital está diversificado en varias unidades de renta, lo cual tiene como principal beneficio que limita la posible vacancia o interrupciones en el alquiler de la vivienda (mantenimiento, por ejemplo), es decir, mitiga los riesgos de inversión.

GESTIÓN DE LA INVERSIÓN

Otra distinción importante tiene que ver con la administración y gestión de todo el proceso. Mientras que como dueño de un inmueble uno debe ocuparse de toda la gestión (o llegado el caso tercerizarla, aumentando los costos), al suscribir al modelo la gestión se delega a profesionales y expertos locales, que no sólo se ocupan de todo lo referente al edificio sino que lo llevan adelante cumpliendo con todos los marcos normativos e impositivos correspondientes.

NEGOCIOS DE CALIDAD INSTITUCIONAL

Este modelo trabaja con un instrumento de inversión de calidad institucional, una modalidad de negocios reservada para las grandes instituciones, bancos y empresas, que está operada y curada por profesionales y expertos, de manera similar a como invierte el Smart Money norteamericano. Un negocio de calidad institucional cumple con un conjunto de normas y procedimientos regulatorios estrictos, además de realizarse bajo rigurosas auditorías. Como propietario de un inmueble este estándar de transparencia y calidad no es accesible, ya que, por el volumen del negocio que implica la adquisición de una propiedad, el grado de conocimiento requerido para llevarlo a cabo es menor, y esta modalidad está reservada para instituciones de otra jerarquía.