A partir de este contexto y la creciente necesidad de reducir el consumo energético, el equipo técnico del comité organizador del Primer Congreso Argentino de Etiquetado Energético de Viviendas, destaca los beneficios que brinda el sistema:
1. Reducción del consumo de energía. Conocer las características constructivas y las instalaciones de una vivienda permite identificar las causas que producen humedades y patologías, déficits en la calefacción, falta de confort, entre otros problemas que generan aumento del uso.
2. Ahorro económico. Al reducir el consumo de energía se logra mejorar las condiciones de confort que se reflejan directamente en la reducción de los valores de las facturas de electricidad y gas. Hacer reformas o mejoras en una vivienda es rentable ya que permite ahorrar en los servicios.
3. Diferenciar en el mercado inmobiliario A la hora de querer vender o alquilar una vivienda que tenga la etiqueta de eficiencia energética, permitirá comparar entre las que son más eficientes y las que no lo son, lo que pone en valor al inmueble y lo hace más atractivo destacándola del resto.
4. Mejora las condiciones de confort. Una vivienda con calificación A, no requiere o muy poca calefacción durante el invierno o de aire acondicionado en verano, lo que representa un gran beneficio para la salud. Las mejoras que se apliquen en las viviendas, aumentan las condiciones de confort y bienestar de sus ocupantes.
5. Respeto por el medio ambiente. Consumir menos energía hace posible reducir el consumo de muchos recursos naturales no renovables, lo que contribuye a preservar y cuidar el medio ambiente y la salud del planeta en general y no menos importante disminuir las emisiones de CO2 causantes del cambio climático con los que la mayoría de los países y la Argentina se han comprometido a reducir considerablemente para el 2030 y 2050.