El proceso de certificación, que contó con la participación de Brunzini Arquitectura y de Green Group como agente de la puesta en marcha, fue de la mano con la última renovación de diseño, y el alcance de la certificación comprende sólo a la parte de oficinas. Se han renovado los interiores de los pisos 2 al 8, así como el núcleo de ascensores, escaleras y baños. La entrada del edificio también fue reformada: se cambiaron todas las ventanas y se restauró la fachada.
HISTORIA
Este edificio, diseñado por el estudio MSGSSS, fue originalmente uno de los grandes almacenes de la calle Florida construidos a principios de la década de 1920. Por su estilo arquitectónico, calidad constructiva y ubicación, fue seleccionado para albergar la sede del Banco Ciudad de Buenos Aires. El diseño original incorporó un espacio interior de caja de ladrillos de vidrio que era un simbolismo de “un barco dentro de una botella”, que se abría desde el interior hacia el exterior, convirtiéndolo en un inmueble acogedor para los clientes. La sucursal bancaria se organizó en planta baja, planta -1, planta+1 y entreplanta. Mientras que las oficinas administrativas del banco se ubican en los pisos superiores, del 2 al 8, la sexta está destinada a auditorio y salas de profesores. Así, el diseño final fusionó el estilo de una tienda de antigüedades con una nueva sede bancaria luminosa y permeable. Esta intervención propició la incorporación del edificio como Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires. En 2016, medio siglo después de su inauguración, se ha llevado a cabo la renovación funcional de la sucursal bancaria en sus plantas inferiores, para adaptar este edificio a las necesidades modernas del banco.
LA SOSTENABILIDAD
Entre los criterios sostenibles considerados, y volcados al edificio se destacan los siguientes:
– La ubicación del edificio en un barrio histórico, muy denso, con una buena cantidad de transporte público y de usos y programas para sus usuarios.
– Terrazas superiores que brindan un espacio verde abierto, poblado de vegetación autóctona y adaptable que garantiza un bajo mantenimiento y riego.
– Recogida y almacenamiento de agua de lluvia como principal fuente de riego para reducir el consumo de agua potable
– Materiales acabados reflectantes blancos junto con áreas verdes en el techo para reducir el efecto isla de calor.
– Eliminar la iluminación de fachadas y reducirla en terrazas para evitar la contaminación lumínica. El uso eléctrico producido por la iluminación interior se ha reducido significativamente mediante el uso de la tecnología LED.
– Se sustituyó el vidrio de la fachada del edificio por nuevas ventanas con marcos y vidrios seleccionados por su rendimiento térmico, eficiencia energética, transmisión de luz visible, reducción del sonido, regulación de la ganancia de calor solar y adecuación al clima bonaerense. Se designó una sala de almacenamiento y recolección de materiales reciclables en GF, junto con el compromiso de tener compostaje fuera del sitio.
Durante la construcción, se aplicó un Plan de gestión de construcción y demolición, un Plan de erosión y sedimentación y un Plan de calidad del aire Interior siguiendo las normas requeridas.
– Está prohibido fumar dentro y fuera de los límites del proyecto y los equipos de climatización existentes, consistentes en sistemas VRF en el primer subsuelo, han sido sustituidos por otros más eficientes. Asimismo, se ha incorporado una nueva planta de agua enfriada y calderas eléctricas en lugar de las que utilizan combustible fósil. Se colocó un medidor de agua en la entrada del y se optó por grifos e inodoros para reducir el consumo.
La iniciativa, además de mejorar la imagen corporativa, apunta a reducir los costos operativos y el bienestar de los ocupantes.