Estas nuevas soluciones funcionan sobre protocolos internacionales estandarizados como Z-Wave y Zigbee, especialmente diseñados para domótica. Esto garantiza estabilidad, seguridad y confiabilidad, incluso cuando se utilizan muchos dispositivos en simultáneo. La tecnología convierte artefactos eléctricos y electrónicos convencionales en dispositivos inteligentes mediante módulos que se integran de manera invisible. Todos ellos se comunican entre sí a través de una red Mesh, que asegura cobertura en toda la vivienda o edificio y se conecta a un controlador central. Desde allí, el usuario puede gestionar su hogar completo a través de una aplicación en el celular, la tablet o la computadora, de forma sencilla e intuitiva.
Desde Home Scale Argentina, su director Cristian Cabrera, señala que “En el segmento residencial, la domótica dejó de ser un accesorio futurista para convertirse en un valor tangible que mejora la calidad de vida y aumenta el valor de la propiedad.”. Ya no se trata solo de encender o apagar luces desde el celular: los hogares adquieren rutinas y se adaptan a los hábitos de cada familia. Se pueden programar escenas de iluminación y climatización, activar persianas y cortinas automáticamente, integrar el sistema de riego definiendo condiciones climáticas y de humedad o simular presencia cuando la casa está vacía.
A diferencia de las soluciones del pasado, hoy la tecnología se integra de manera natural al hogar: se utilizan las mismas teclas, tomacorrientes y artefactos eléctricos de siempre, que continúan funcionando en paralelo al sistema domótico. Esto significa que no hay que cambiar hábitos ni resignar comodidad: la innovación se suma a lo ya conocido.
La seguridad también da un salto de calidad: sensores de humo, gas o agua que envían alertas inmediatas y pueden activar acciones automáticas (por ejemplo cortar el suministro), cámaras integradas y cerraduras digitales que eliminan la necesidad de llaves físicas y permiten asignar códigos temporales para visitantes no permanentes.
Otro aspecto novedoso y atractivo es la escalabilidad: se puede empezar por soluciones simples —como controlar el aire acondicionado o la iluminación— y luego sumar funciones de manera gradual, hasta llegar a un hogar completamente inteligente. Eso convierte a la domótica en una inversión accesible y adaptable, tanto en casas en construcción como en viviendas ya habitadas.
ADAPTACIÓN DE EDIFICIOS
En el mercado inmobiliario, el segmento de edificios multifamiliares es cada vez más competitivo y los desarrolladores buscan diferenciarse con propuestas que combinen diseño, innovación y sustentabilidad. Allí la domótica ocupa un lugar central. El control de accesos se volvió un diferencial clave: porteros eléctricos digitales que se abren desde el celular, cerraduras con reconocimiento facial o códigos temporales para visitantes. Estos sistemas no solo brindan seguridad, también aportan comodidad y reducen costos de administración.
La gestión inteligente se extiende a los espacios comunes: iluminación y climatización automatizada, control de accesos en gimnasios y SUM, en donde pueden programarse autorizaciones de ingreso exclusivamente para los horarios reservados. También la integración de acceso de usuarios a ascensores, restringiendo el acceso a determinados pisos.
Otro de los sectores donde la domótica muestra mayor impacto es el de los desarrollos de edificios de departamentos destinados a alquileres temporarios. En un mercado donde la experiencia del huésped define la rentabilidad, la tecnología marca la diferencia y esto puede ser un argumento importante para atraer a quienes quieren invertir en este tipo de propiedades.
Las cerraduras digitales con códigos temporales permiten un check-in autónomo y seguro, evitando la logística de entregar y recuperar llaves. Los sistemas que apagan luces y climatización cuando la unidad queda vacía reducen el consumo energético de manera drástica. Y los sensores de agua, gas o humo protegen la propiedad ante incidentes que podrían generar grandes pérdidas.
Para los administradores, estas soluciones representan menos preocupaciones operativas y mejor control de costos. Para los huéspedes, significan comodidad, modernidad y seguridad. El resultado se refleja en mejores reseñas, mayor tasa de ocupación y, en definitiva, más rentabilidad para el propietario.