Se trata de Mapei, compañía de origen italiano con presencia global, que adquirió 300.000 créditos de carbono en el marco del Proyecto REDD+ Selva de Urundel, ubicado en el norte del país.
El proyecto REDD+ Selva de Urundel está certificado bajo los estándares internacionales VCS (Verified Carbon Standard) y CCB (Climate, Community and Biodiversity Standards), y protege cerca de 50.000 hectáreas de bosque nativo en el departamento de Orán, Salta. A través de prácticas de conservación, manejo forestal y restauración, busca evitar la emisión de más de 9,6 millones de toneladas de CO₂ equivalente durante sus 30 años de duración.
“Este proyecto combina tres pilares fundamentales: la reducción de emisiones, la protección de la biodiversidad y la inclusión social. No sólo preserva la captura natural de carbono del ecosistema, sino que también garantiza la conservación de especies en peligro, como el yaguareté, el tapir y el águila poma. Además, el proyecto impulsa el desarrollo local sostenible, mediante la creación de empleos verdes, programas de educación ambiental y capacitación para comunidades vecinas en el control de incendios, manejo del bosque y monitoreo de biodiversidad”, señaló Lucas Álvarez, gerente de Marketing y Comunicaciones de Mapei Argentina.
En términos de beneficios esperados, se estima que el REDD+ Selva de Urundel contribuirá a reducir la deforestación en un 70%, restaurar miles de hectáreas degradadas y mejorar la calidad del aire y del suelo de la región. La iniciativa también fomenta la resiliencia climática, al conservar los servicios ecosistémicos que regulan las lluvias y protegen las fuentes de agua dulce. “El bosque es un aliado esencial en la lucha contra el cambio climático; cada hectárea protegida representa una inversión en el futuro del planeta”, expresaron desde la organización técnica que lidera el proyecto.
Este tipo de proyectos REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) se enmarca dentro de los mecanismos globales de mitigación del cambio climático promovidos por la ONU. En el caso de la Selva de Urundel, se trata del primer proyecto argentino de su tipo certificado bajo estándares internacionales, lo que posiciona al país dentro del mapa de las soluciones climáticas basadas en la naturaleza. Además, ofrece créditos de carbono transparentes y verificables, destinados a empresas que buscan alcanzar la neutralidad de carbono de forma responsable.
El proyecto genera, además, un efecto multiplicador en la economía local, ya que los recursos obtenidos de la venta de créditos son reinvertidos en infraestructura, educación, tecnologías de monitoreo satelital y prácticas agroforestales sostenibles. Estos fondos fortalecen las capacidades locales para la gestión de los recursos naturales y promueven una economía circular de bajo impacto ambiental, que beneficia directamente a las comunidades que viven dentro y alrededor del bosque.
A futuro, se espera que más empresas sigan este camino, integrando proyectos REDD+ y estrategias de compensación en sus políticas ambientales. La experiencia de Selva de Urundel demuestra que es posible producir y crecer cuidando el planeta, un mensaje que cobra especial relevancia en el contexto actual de emergencia climática.