Una elección acertada para los interiores radica en utilizar una paleta de colores neuttanto en la estructura del espacio como en los muebles de mayor tamaño. Esta elección proporciona un equilibrio visual y garantiza que el diseño se mantenga vigente a lo largo del tiempo.
Otra adecuada apuesta es el uso de materiales nobles como el hormigón, que, combinados con paredes de yeso blanco, generan una sensación de amplitud en el ambiente. Estos elementos contrastan armoniosamente con- por ejemplo- carpinterías de aluminio en color negro y pisos de madera, los cuales añaden una dosis de calidez.
Es clave que los planos del espacio se perciban completos, desde pared a pared y desde el piso hasta el techo. Por esta razón, las puertas y zócalos de las paredes de yeso blanco también son ideales si se mantienen en el mismo tono, garantizando una continuidad visual en el plano. Además, los colores claros desempeñan un papel fundamental al aportar luminosidad y extensión a los espacios.
Además, la posibilidad de añadir elementos adicionales que rompan con la paleta de colores neutra y destaquen por sí mismos, como, las plantas de interior se convierten en un complemento perfecto, aportando movimiento y un toque de color. Asimismo, otros objetos decorativos como jarrones, almohadones y mantas, de menor tamaño, dan la posibilidad de introducir cambios sin dificultad.
Otra alternativa es centrar la atención en un plano específico, interviniendo una pared con un color destacado que resalte algún elemento en particular, como el mueble de televisión o una pared decorada con cuadros protagonistas. Además, se pueden emplear tonos neutros, como los grises, o explorar la gama de tonos pasteles, que aportan color sin resultar invasivos. La colorimetría se revela como una poderosa herramienta para los profesionales del diseño de interiores.