Las reformas han sido recibidas con entusiasmo dentro del sector. Una de ellas es la eliminación del Impuesto a la Transferencia de Inmuebles (ITI), que es beneficioso para todas aquellas operaciones de compra antes del 2018. Sin embargo, esta es solo una pequeña parte de un contexto político y económico optimista. Un contexto en el que las condiciones son más prometedoras y entusiastas para que la gente se lance a comprar finalmente después de varios años de una demanda muy reprimida. La nueva ley genera además un crecimiento de los bonos y las acciones argentinas, lo cual estimula la actividad económica y facilita nuevas oportunidades de inversión.
La Ley Bases introduce reformas estructurales que van más allá de la fiscalidad, promete avanzar hacia un entorno empresarial más dinámico y eficiente. Con una mirada más puesta hacia el futuro, hay varios aspectos que considero cruciales para aprovechar al máximo estas reformas. En primer lugar, es decisivo monitorear de cerca cómo se desarrollará el blanqueo de capitales bajo las nuevas disposiciones y además, entender cómo se desarrollará el mercado hipotecario, que será fundamental.
Si bien contemplo estas reformas como un paso en la dirección correcta, no podemos ignorar los desafíos que aún persisten. La reducción de otros tributos, como el impuesto de sellos en la ciudad de Buenos Aires, sigue siendo una prioridad para mejorar la competitividad del mercado inmobiliario local frente a otros centros globales.
En resumen, las reformas promovidas por la Ley Bases representan una oportunidad transformadora para el mercado inmobiliario en Argentina. Nos encontramos comprometidos a seguir adaptándonos y aprovechando estas oportunidades, vislumbrando un futuro más prometedor, con un entorno de negocios revitalizado y una confianza renovada entre los actores del sector.