La disrupción emerge cuando algo se rompe. Es una interrupción brusca que transforma la realidad. Más allá de su uso superficial vinculado a la innovación, la disrupción puede ser un verdadero catalizador de cambio. Sin embargo, no siempre tiene connotaciones positivas. Puede, también, desafiar el statu quo de manera incómoda o destructiva.
En la actualidad, estamos inmersos en un mundo, en el que las innovaciones tecnológicas impulsan cambios constantes. Lo revolucionario no es una moda pasajera; ha llegado para quedarse. La disrupción, la transformación, está con nosotros.
En real estate nos encontramos con proyectos disruptivos, pero también con compañías, líderes, marcas, productos y procesos disruptivos que moldean el futuro del negocio inmobiliario, el diseño y la construcción. Estos cambios radicales se pueden integrar desde diversas perspectivas.
Desde lo social y comunitario, promoviendo prácticas de sustentabilidad, triple impacto y responsabilidad social empresaria, hasta la revalorización de la naturaleza y el medio ambiente. También pueden manifestarse a través de la cultura, el arte, el lifestyle, la hospitalidad, el entretenimiento, la gastronomía o el wellness. Figuras como Alan Faena y Eduardo Costantini han llevado estas ideas al siguiente nivel, creando proyectos que trascienden fronteras distritales y alcanzan una escala global.
EXPERIENCIAS TRANSFORMADORAS
La arquitectura, el diseño y el urbanismo también son terrenos fértiles para generar quiebres a través de proyectos que inspiran vidas y se materializan en las obras de arquitectos y diseñadores de renombre como Foster, Zaha Hadid, Starck, César Pelli, Gehl, Richard Rogers, Jean Nouvel entre otros. Estos proyectos no sólo redefinen el espacio físico, sino que también crean experiencias transformadoras.
Además, existe la posibilidad de asociarse con marcas prestigiosas de otros sectores como la moda, la industria automotriz o la hospitalidad – tales como Fendi, Dolce & Gabbana, Baccarat, Cipriani, Mercedes Benz, Lamborghini, Four Seasons o Ritz Carlton – para enriquecer los proyectos con su reconocimiento marcario. A veces, recurrir a estas alianzas puede revelar una debilidad subyacente en la construcción de marcas propias, por lo que estas asociaciones deberían ser temporales, funcionando como muletas que nos sostienen mientras desarrollamos una identidad sólida, con marcas que hablen por nosotros.
EL ROL DE LA TECNOLOGÍA
La tecnología también juega un rol crucial en la transformación, ya sea a través de la comercialización, mediante plataformas de inversión colectiva, tokenización de activos, estructuraciones inmobiliarias y financieras, análisis de datos, utilizando realidad aumentada y virtual, o en el diseño y la construcción mediante instalaciones y sistemas industrializados, prefabricados, modulares o sustentables.
Asimismo, los proyectos vanguardistas pueden destacar por las experiencias y servicios que ofrecen, por las amenities, y por la mixtura de usos y actividades que generan sinergias, escala y dinamismo, reducen costos e incrementan audiencias. La clave aquí es agregar valor en un mercado cada vez más competitivo.
No obstante, ser innovador no significa recurrir a tácticas superficiales o efectistas, a continentes sin contenido. En un país donde los proyectos son largos y los ciclos cortos – y donde todo parece ser copiado superficialmente – la auténtica disrupción se logra a través de la autenticidad.
La relevancia en real estate reside en la diferenciación, en integrar todas las perspectivas, en innovar, en administrar los ciclos y adelantarse a los tiempos. Se trata de enfocarse en el cliente, superar sus expectativas, ofrecer calidad de vida y experiencias memorables. En última instancia, ser disruptivo en real estate es hacer las cosas conscientemente bien.