Materiales saludables y confortables: la frontera en el bienestar de los edificios

“En el diseño contemporáneo, elegir materiales ya no es solo una decisión estética o económica. La forma en que se construye determina gran parte de nuestra salud y bienestar”, apunta Sohrab Yazdani, director y cofundador de Green Group Sustainability.
Materiales saludables y confortables: la frontera en el bienestar de los edificios

La certificación WELL pone este tema en el centro de la conversación global. Cada pintura, adhesivo o mueble libera compuestos que respiramos a diario; cada textura, color o aislante influye en cómo nos sentimos.

“Por eso, la certificación WELL ha logrado que los materiales ocupen un lugar central en el diseño de edificios saludables, estableciendo criterios claros para reducir riesgos, mejorar el confort y elevar la calidad de vida de quienes los habitan”, precisa Sohrab Yazdani.

Durante décadas, la industria de la construcción priorizó la durabilidad, el costo o la estética. Pero hoy sabemos que los materiales también comunican salud o enfermedad. WELL exige que los proyectos seleccionen componentes con bajas emisiones químicas, libres de sustancias nocivas como formaldehídos, plomo, mercurio o retardantes de llama bromados. Esta mirada reduce la exposición acumulativa a contaminantes invisibles y mejora la calidad del aire interior, uno de los principales determinantes del bienestar.

Materiales saludables y confortables: la frontera en el bienestar de los edificios

Sin embargo, el valor de los materiales va más allá de la toxicidad, WELL también promueve el confort físico y sensorial, entendiendo que el bienestar no solo se mide por la ausencia de riesgos, sino también por la presencia de experiencias positivas:

Térmico: materiales que regulan la temperatura superficial y mejoran la eficiencia energética.

Acústico: superficies y aislantes que reducen el ruido y fomentan el silencio saludable.

Táctil y visual: acabados, texturas y colores que influyen en la calma, la vitalidad y la conexión emocional con el espacio.

Materiales saludables y confortables: la frontera en el bienestar de los edificios

MAYOR TRANSPARENCIA EN LA INFORMACIÓN

En la reciente edición del WELL Summit, realizada hace unas semanas en Buenos Aires, Silvia Palomero, de Shaw Contract, destacó la necesidad de una mayor transparencia sobre los productos que utilizamos a diario: “así como los alimentos tienen etiquetas con información de sus ingredientes, los materiales —como alfombras o pinturas— deberían ofrecer datos claros sobre qué contienen y de dónde provienen. Sólo así podemos distinguir aquellos que son saludables de los que incluyen químicos potencialmente nocivos. Los productos certificados permiten tener una mirada holística y entender cómo influyen en toda la cadena de suministro.”

A su vez, Silvina López Planté, especialista en acústica en Saint-Gobain, señaló que “un espacio puede ser estéticamente impecable, pero si no ofrece silencio y calma acústica, nunca será plenamente saludable”.

Desde su rol en Green Group, como Performance Testing Agent acreditado, Zazdani resalta: “Veo cómo esta visión se traduce en práctica. En cada proyecto medimos en sitio si los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COVs) y otros indicadores realmente cumplen con los umbrales exigidos por la certificación. Solo la verificación de desempeño real garantiza transparencia y credibilidad, asegurando que la salud no quede en el papel, sino en el aire que respiramos”.

Desde el International WELL Building Institute, Rodolfo Pérez, PhD en Ingeniería Ambiental, enfatizó la importancia de hablar y concientizarnos sobre estos temas, “para empezar a realizar pequeños cambios y modificaciones que luego permitan tomar decisiones más grandes e importantes”.

Los materiales son, en definitiva, la primera capa del bienestar. Son los que definen la experiencia sensorial, la calidad ambiental y la relación emocional con el entorno construido. La arquitectura del futuro no se limitará a ser eficiente o sustentable: será saludable o no será. Y ese cambio empieza, literalmente, desde los materiales con los que decidimos construir el mundo que habitamos.