La vivienda y el hábitat en el debate público

Invitados por la agencia Hábitat de las Naciones Unidas, las secretarias de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Territorial del Gobierno de México y la Universidad de Guadalajara, se llevó a cabo el foro “Capítulo Argentina: hacer ciudad, producir desarrollo”, instancia local del trayecto a la Cumbre Internacional del Hábitat de América Latina y el Caribe (CIHLAC2022) a realizarse en agosto, en México.
La vivienda y el hábitat en el debate público

Organizado por APPI (Asociación de Programas y Postgrados Inmobiliarios y de la Construcción) y la Sociedad Central de Arquitectos, con la coordinación de Myriam Heredia, Marcelo Satulovsky y la entidad Centro Urbano (Mx), el evento contó con tres paneles temáticos centrados en Ciudad y territorio, Vivienda y hábitat, y en Innovación urbana. Desarrollaremos el tema en dos partes.

CIUDAD Y TERRITORIO

El panel, moderado por Gervasio Ruiz de Gopegui (SCA, UB) contó con la presencia de Fabio Quetglas, director de la Maestría en Ciudades de la UBA; Sebastián Malleville, por la secretaría de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Buenos Aires; Sara Lauría, de la Universidad del Litoral; y Josemaría Silvestro, director de Investigación Ur-bana de la Universidad de Cuyo.

Con visión federal, Quetglas destacó la necesidad de repensar para el país un nuevo orden territorial, así como el papel allí del nivel nacional, dentro de un modelo federal que requiere construir acuerdos estratégicos de largo plazo. “Deberíamos poder impulsar un movimiento de 200 ciudades intermedias con alta calidad de vida que crezcan más que la media nacional. Pero quienes creemos que Argentina debe tener un modelo territorial más equilibrado, inclusivo y sostenible, primero debemos instalar el tema en la agenda: si no reconocemos el problema, no podemos pensar las soluciones”

Coincidiendo, Silvestro señala que “el territorio tiene siempre un componente local importante pero la ciudad es a la vez local y global, y esto suma complejidad”. Ante la realidad urbana, y dentro de marcos estables, destaca la importancia de fortalecer estructuras policéntricas, y operar intervenciones urbanas estratégicas e integrales, recuperando la calle para la urbanidad. Cita al respecto, las acciones conjuntas de la Universidad con el sector público e instituciones sociales para el desarrollo metropolitano del Gran Mendoza.

Junto a los retos de la articulación metropolitana, en el caso de la Capital Federal la secretaría de Desarrollo Urbano hace foco también en la descentralización. En las grandes urbes, “hacer ciudad es equilibrar, construyendo vitalidad en zonas relegadas” señala Sebastián Malleville, y Buenos Aires lo opera sobre tres líneas de acción: la relocalización de dependencias públicas, la normativa como instrumento de redensificación y la política de distritos, con polígonos de promoción para actividades clave, a los que se suma la renovación del microcentro para dotarlo de vitalidad diversa y permanente.

Por su parte, desde el litoral Lauría detalló la acción conjunta de la Universidad y el municipio en el marco del Programa de Ciudades Resilientes. Tras la reiteración de grandes inundaciones, y con amplia participación social, se construyó la estrategia de resiliencia para la ciudad pensada a treinta años, articulando un ecosistema de cincuenta iniciativas clave alineadas a la Nueva Agenda Urbana. “El desafío es crecer a partir de las crisis, anticipando riesgos y abordando los retos de equidad y sostenibilidad a partir de las capacidades de la comunidad, para construir ciudades resilientes y a escala humana”.

VIVIENDA Y HABITAT

Moderados por Mariela Schenone(APPI-UBA), integraron el panel Damián Tabakman, presidente de la Cámara de desarrolladores urbanos y ADI-LatAm; Raúl Cabral, consejero de Cooperativa Horizonte (Córdoba); Viviana Arcos, vicepresidenta de la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos; y Myriam Heredia, especialista en vivienda y hábitat.

Desde lo público, Scatolini repasó el menú de programas implementados por el gobierno nacional para atender los requerimientos de vivienda, suelo e infraestructura de diferentes regiones y grupos de población, y el apoyo a la planificación territorial de provincias y municipios. Destacó a la vez que, “tras una historia errática en las políticas habitacionales, necesitamos pensar a largo plazo, acordar una visión integral y criterios sostenidos” respecto al rol del Estado para la equidad socio territorial, y al crédito hipotecario para dar respuesta a los sectores con capacidad de pago.

La visión de largo plazo, y la claridad en el propósito, toman cuerpo desde la economía social en los resultados que expone la Cooperativa Horizonte. “Los dueños son los asociados, y 1.500 personas trabajamos para que esa voluntad se concrete”, señalan. Tras 40 años de trabajo, sin ningún tipo de subsidio externo, y con programas flexibles de ahorro y financiamiento, la entidad lleva entregados 88 barrios y más de 17.000 viviendas, a las que prevé sumar 2.400 unidades en los próximos dos años. “La clave -destaca Cabral- radica en la seguridad, el compromiso mutuo, en la confianza”.

Desde el sector privado en tanto, Tabakman hace foco en la necesidad de incorporar las cuestiones de sustentabilidad, trabajar en el impacto social de los emprendimientos, y sumar criterios de transparencia y buenas prácticas a la gestión empresarial. Mientras en Europa, destaca, el enfoque ESG se vuelve requisito desde las regulaciones, los inversores y el público, en nuestra región es una asignatura que es preciso integrar rápidamente en las instituciones, las empresas y en la formación profesional. “La sostenibilidad de la propia actividad depende ya de esto: el tiempo de empezar es ya”, concluye.

“La responsabilidad es contribuir considerando todas las dimensiones del hacer ciudad”, suma desde las organizaciones intermedias Viviana Arcos. Hablar de vivienda desde lo cuantitativo es solo una parte, “el foco es cómo las personas tienen acceso pleno al bienestar multidimensional considerando las diversidades individuales y regionales”. Faltan políticas macro, sobre todo en financiamiento; pero las mejoras del cómo vivir, subraya, parten de lo local, del intercambio, de gobiernos abiertos y alianzas en ámbitos estratégicos para pensar en términos integrales el desarrollo urbano.

Myriam Heredia destaca por su parte que “las políticas de hábitat deben ser sostenibles, y centradas en el desarrollo de capital social y la potencialidad de la comunidad; pero el déficit de 4 millones de viviendas, muestra que las respuestas de las últimas décadas son insuficientes”. Ante el reto de escala, velocidad y escasez de recursos, propone un programa de alquiler social que, a partir de un fideicomiso inicialmente público, active stock ocioso y disperso permitiendo ampliar la oferta, brindar acceso rápido, y construir capacidad crediticia para sectores con capacidad de pago, pero no de ahorro.

La vivienda y el hábitat en el debate público