La intervención urbana del pasaje Lanín se realizó sobre 40 frentes de las casas de la calle Lanín, desde la Av. Suárez hasta la calle Brandsen. El proyecto comenzó en 1998 con fotomontajes realizados con fragmentos de sus obras de caballete, aplicados a fotografías de las casas en su estado original. En esta primera etapa, con la participación de 20 ayudantes, Marino Santa María pintó los frentes con los diseños elegidos; se inauguró el 19 de abril de 2001. Una segunda etapa comenzó en 2005 con la incorporación de mosaico veneciano y azulejo partido con la técnica del trencadís catalán. En 2012 continuó aplicando mosaico y azulejo a la totalidad de los frentes con la innovación de incorporar relieves con los mismos materiales. Marino Santa María obtuvo el Premio a las Artes Visuales 2002 a la Producción de Arte Público por Calle Lanín, otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte.
Marino Santa María renovó el paisaje urbano de la zona, proponiendo hitos significativos de nuestra identidad cultural, entre ellos el recuerdo de su primer taller en un conventillo de La Boca; su admiración por Benito Quinquela Martín, precursor del arte público; de la música de Buenos Aires y su principal intérprete Carlos Gardel, entre otros.
“Mi primera intervención con mosaico fue en mi “lugar en el mundo”: la Calle Lanín, en la que viví durante mi infancia, en esa etapa en que cada momento es un juego, un descubrimiento del mundo. Allí crecí entre los cuadros y las cerámicas de mi padre, allí realicé seguramente mi primera obra de arte público que fue una rayuela, mientras la música de mis trenes me acompañaba.” Comenta Marino y continúa “Iniciado en el arte público por mis realizaciones en pintura, descubro pronto que el mosaico es una técnica que me relaciona de otro modo con la arquitectura, llegando a transformarse en un envoltorio de cada fachada sobre la que la aplico. Pero entre la obra y la arquitectura está el individuo, quien habita el lugar, no es un mero observador sino un actor que la vive, la recorre, la envuelve y forma parte activa de la obra. Intervenir un espacio urbano es reflexionar sobre la ciudad, es una búsqueda identitaria, es reflexión sobre la calidad de vida, sobre el ámbito de encuentro de los ciudadanos.”