A pesar de la inflación, la construcción conserva dinamismo

“Creemos que vale la pena construir ahora para vender cuando la macro mejore, cuando baje la inflación y cuando ganemos, como país, previsibilidad”, resalta Damián Tabakman, presidente de la CEDU, en respuesta a algunos interrogantes planteados por Áreas Globales.
A pesar de la inflación, la construcción conserva dinamismo

-Ante las condiciones actuales de la macroeconomía, ¿qué prevé para la construcción en el segmento residencial en 2023?

Somos optimistas y esperamos que el año entrante sea razonablemente bueno de cara a la regularización, principalmente de las principales variables macroeconómicas de la Argentina. Seguiremos invirtiendo en nuestro país en proyectos que sean cada vez mejores y que nos permitan estar preparados para cuando se pueda vislumbrar un cambio de ciclo. Difícil decir cuándo será, pero apostamos a que este gobierno o el que le siga, logre bajar la inflación, el riesgo país y estabilizar el dólar, como sucede en los demás países de la región. Cuando suceda (y estamos convencidos que así será), las obras que ahora tenemos en marcha se revalorizarán significativamente de la mano de un aumento de precios de los inmuebles.

Los desarrolladores seguimos muy firmemente apostando por los ladrillos en Argentina, y ello se refleja en la gran cantidad de obras que hay en marcha. El racional que está por detrás de ese fenómeno es la percepción que, en general, tenemos sobre el futuro de nuestro país. Creemos que los desvíos macroeconómicos y políticos que hoy se sufren, como la alta inflación y el elevado riesgo país, se irán corrigiendo en los próximos tiempos y ello permitirá que los precios de los inmuebles recuperen valor. Hoy están históricamente bajos.

– ¿Cómo se perfilan los costos de la construcción, qué pasará con los insumos y materiales, ya sea importados o nacionales. Qué dificultades se presentan?

Construir en este contexto es difícil por la alta inflación y las restricciones a la importación. Ello atenta contra la búsqueda de productividad y ajuste en los costos. No obstante, como argentinos estamos acostumbrados a operar en este tipo de entornos y lo seguimos haciendo con pericia. Creemos que vale la pena construir ahora para vender cuando la macro mejore, cuando baje la inflación y cuando ganemos, como país, previsibilidad. Hoy el costo de edificar está históricamente muy barato y los precios también. Pero subirán cuando mejore el contexto.

Los costos de construcción van de la mano de la inflación sectorial y en general están reflejados en el índice de la Camarco, que es el que mayoritariamente utilizamos. En términos de dólares es muy difícil hacer cálculos dado que el tipo de cambio es muy volátil en nuestro país, además de haber una amplia diversidad de dólares, mientras que las obras son muy largas, de modo que saber si uno está construyendo caro o barato en dólares, es algo complejo. A lo largo de los 4 años promedio que implica un emprendimiento, puede haber periodos de dólar caro y de dólar barato.

Hay un razonable aprovisionamiento de insumos para la construcción de producción local. A veces es difícil acopiar porque el proveedor no se anima a hacerlo aunque el desarrollador cuente con los fondos.

-¿Cómo incorporar de tecnología, en este contexto?

En materia de incorporación de tecnología e innovación en la construcción estamos atrasados y las restricciones a importar nos atrasan un poco más y dificultan la calidad de lo que entregamos. Resulta complicado acceder a insumos importados, pero las obras se terminan igual con materiales domésticos. En ese sentido las noticias no fueron muy alentadoras, el mercado sigue operando con normalidad con proveedores locales pero no han sido tiempos fáciles para incorporar tecnología en nuestros emprendimientos y esto seguirá por un tiempo más.

-¿Prevén un menor nivel de actividad? ¿Qué estrategias encarar ante esa situación?

A pesar del contexto, el sector está muy activo. El volumen de proyectos, que se están ideando como así también aquellos que ya están en etapa de construcción, indica que la actividad no está frenada sino en permanente dinamismo. El año fue bueno y nuestro balance es positivo. El nivel de actividad de la construcción privada fue muy razonable y estamos conformes con los resultados en general, a pesar de las dificultades de construir con tan alta inflación, de las restricciones para importar y sobre todo, la inestabilidad macroeconómica e incertidumbre política.

Así que seguimos muy activos, con las obras en marcha y a buen ritmo. También seguimos adquiriendo nuevos lotes y sobre todo, muy atentos a nuevas oportunidades.

-¿Qué condiciones necesita el mercado de la construcción y los desarrollos para potenciarse?

Tenemos que lograr que el crédito hipotecario regrese y eso depende esencialmente de que baje la inflación.